Estados Unidos ha tomado medidas enérgicas contra algunas empresas y organizaciones que proporcionan bienes y servicios a Rusia. En enero, impuso sanciones a una empresa china que proporcionó imágenes satelitales al grupo mercenario Wagner, que desempeñó un papel importante en la batalla por el este de Ucrania. En diciembre, agregó dos instituciones de investigación chinas a la lista de entidades que abastecen al ejército ruso, lo que limitaría su acceso a la tecnología estadounidense.
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Pero el seguimiento de las firmas de investigación muestra un floreciente comercio de bienes que los esfuerzos militares de Rusia podrían aprovechar. Según el Monitor de Complejidad Económica, una plataforma de datos en línea, los envíos de China a Rusia de óxido de aluminio, un mineral que se puede usar en vehículos blindados, equipos de protección personal y escudos balísticos, aumentaron más de 25 veces entre 2021 y 2022.
También aumentaron los envíos de metales y productos químicos utilizados en la producción de casquillos de misiles, balas, explosivos y combustible, según el Monitor de Complejidad Económica. China envió drones por valor de 23 millones de dólares y piezas de aeronaves y naves espaciales por valor de 33 millones de dólares a Rusia el año pasado, frente a cero el año anterior, según los datos del grupo.
Los datos de Silverado Policy Accelerator, una organización sin fines de lucro de Washington, muestran que las importaciones rusas de circuitos integrados o chips, que son cruciales para reconstruir tanques, aviones, equipos de comunicaciones y armas, disminuyeron inmediatamente después de la invasión, pero aumentaron sigilosamente durante el año pasado.
En diciembre, las importaciones de chips de Rusia se recuperaron a más de dos tercios de su valor en febrero, antes de que comenzara la guerra, según Silverado. Las exportaciones de chips a Rusia desde China, en particular, aumentaron un 44 por ciento entre marzo y diciembre, terminando en un nivel más alto que antes de la invasión.